Iniciar un negocio sin una estrategia desarrollada especialmente para ello es como querer ganar un maratón decidiendo el día antes que vas a participar, y nunca haber practicado ningún deporte antes de la competición. Es algo que hace la gente que no quiere ganar. Actitud de perdedor. Y de personas que nunca han practicado deportes de equipo ni estudiado instrumentos musicales, ya que ambas actividades, además del trabajo en grupo en todas las materias del colegio y la universidad, enseñan sobre la importancia de buscar talentos complementarios y estar preparados para triunfar. Y bueno, hay gente para la que “lo importante es competir”, pero ¿de qué sirve competir si no es con el objetivo de ganar?
En este texto hablaré de 20 errores que muchos emprendedores cometen y hacen que sus negocios sean irrelevantes; mediocres; a menudo mal gestionados; y comúnmente llevan a las empresas a la quiebra. Pequeños detalles que pueden marcar la diferencia entre tener un negocio que apenas sobrevive o un negocio con potencial de crecimiento global.
Soy Nycka Nunes, pionera mundial en consultoría de branding 360º. Obtenga más información sobre mi educación y experiencia leyendo mi perfil de LinkedIn después de terminar este texto.
- Querer abrir una empresa con un presupuesto limitado sin tener un título de educación superior en administración de empresas, marketing o áreas afines que den una visión amplia del negocio (¡curso de marketing digital o cualquier curso corto y/o especializado no cuenta!). Creo que desde la introducción de este texto ya os habéis dado cuenta del nivel de idiotez de esta elección.
- Ignorar la importancia del plan de negocios. Un paso importante en el proceso de preparación de cualquier idea para convertirse en una empresa de éxito.
- Ignorar la importancia del plan de marketing y marca. Otro paso importante en el proceso de transformar una idea en una empresa de éxito. Una empresa sin esto es sólo una empresa, no una marca.
- Buscar un diseñador para crear el logo de la marca sin los planes mencionados en los dos temas anteriores. O ni siquiera contratar a un diseñador.
- Elegir una ubicación antes de hacer un plan de marketing (el marketing no es sólo publicidad y redes sociales).
- Fijar precios en comparación con los competidores (habiendo ignorado la importancia del plan de marketing y marca).
- Teniendo como “estrategia” publicitaria imitar lo que hacen tus competidores, tendencias actuales u opciones baratas, como, por ejemplo, influencers, anuncios en Google y redes sociales, y “estrategias” de contenidos repetitivos, hechos sin estrategia, pagando sólo a los ejecutores. El marketing es el cerebro de la empresa.
- Desconocer la importancia de la diferenciación, de tener una idea de negocio que sea original y relevante.
- Ignorar la importancia de contratar profesionales (consultores y empleados) expertos en áreas que el emprendedor no domina y rodearse de gente cualificada. Quienes temen a las personas cualificadas son personas incompetentes. Si estás leyendo este texto imagino que quieres evitar ser un empresario incompetente, y estás en el lugar indicado si tu intención es contratar mis servicios.
- Pensar que marketing es sinónimo de publicidad. El marketing es el cerebro de una empresa y abarca todos los aspectos relevantes de una marca.
- Subestimar el poder de un producto superior a la media.
- No saber identificar todos los costos de tu empresa.
- Ignorar la competencia de empresas de otras ciudades y otros países. Vivimos en una época donde prácticamente cualquier persona puede comprar productos desde cualquier parte del mundo. Si su producto es el mejor de la ciudad, pero su cliente potencial puede comprar algo mejor en otra ciudad o país, le comprará a un competidor en otra ciudad u otro país.
- Decidir que la empresa tendrá presencia online (a través de sitio web y/o blog, perfiles en redes sociales, tienda online, etc.) sin definir una estrategia global, pensando sólo en el mercado local.
- Escuchar a personas irrelevantes al pensar en estrategias. Henry Ford ya lo sabía antes de inventar el automóvil.
- Subestimar el poder de un buen nombre, que forma parte de la estrategia de marketing. Buscar nombres en las redes sociales y en las opiniones de personas no cualificadas es vergonzoso.
- Inmadurez emocional. Las personas emocionalmente inmaduras no quieren evolucionar, aprender de sus propios errores y de los errores de los demás. Son un ejemplo de cómo no ser y cómo no gestionar.
- Tener un negocio sólo por el dinero.
- Subestimar la importancia de una marca fuerte para atraer y retener talento.
- Tener una mentalidad que no contribuye a construir un entorno profesional estimulante.
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Nycka Nunes